El buen uso de las TIC aporta un valor agregado a la educación; pero, la clave de su éxito radica en el proceso de aprendizaje que surge de los objetivos docentes o en las competencias a ser adquiridas por el estudiante. Sin embargo, estamos en una sociedad exageradamente preocupada por las estadísticas en función de los resultados óptimos; la llamada productividad y competitividad. ¿En qué lugar de esta ecuación queda la persona? ¿Y el camino hacia el conocimiento? ¿El aprendizaje “de la vida” y “sobre la vida”?
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